miércoles, 10 de febrero de 2010

Angel Oscuro

El perverso placer de estar con vos
me carcome,
aunque se que tu insano fuego
me quemará una vez más.

Sólo dejará cenizas
tan corruptas,
que ni el viento
se las querrá llevar.

Tú, mi pecado,
mi malévolo querubin,
forjador de tentaciones
falaces y abrasadoras.

Mensajero de la pasión
y del poder de derrumbar
voluntades.

Quisieran cerrarte el paso,
pero se quebrantan
ante tu implacable estímulo,
aquel que no admite negaciones.

Impones tu imaginario,
déspota delicioso, sobre
la quebrantada, que intenta ser
roca.

Roca que se hace maleable,
bajo tu voraz presencia
que arrastra desaforadamente
al vicio.

Enloquecidamente haces a la
voluntad verse en un camino
labrado de lujuria.

Ansía ella recorrer ese camino,
aunque oprimida, debajo de vos,
sabe que eres
detestablemente hermoso.