sábado, 24 de octubre de 2009

Vaso vacío

Indudablemente no es lo mismo un vaso casi colmado, que uno que ya ha derramado su contenido. El casi colmado aún puede admitir varias gotas de sinsabores dosificados sin colapsar. A pesar de estar conciente de que se acerca al desbordamiento aún puede respirar entrecortadamente un poco de esperanza.
El vaso lleno está sumido en una desesperación que se mece entre la inevitable explosión y ese no se qué, que lo hace esperar un poco más. "Se paciente" -se dice a si mismo-, "espera". El vaso lleno siempre está aguardando algo, casi saborea su derrota pero aún se aferra un poco. Quiere creer, cual totnto vaso ingenuo. Trata de contener a las incontrolables, mientras el olor de la lava hirviente casi puede tocarse con la nariz y los ojos. Es el último status de falsa cordura. El día menos esperado (o tal vez el más esperado) llega la deseada y repudiada última gota. El vaso llano la ve caer, aproximádose más y más. Se siente impotente de no poder eescapar, tampoco está seguro de querer huir. Y la gota no pierde la irrefutable e insensible trayectoria al interior del vaso. Cuando ésta roza su superficie el vaso degusta su último microsegundo de continencia e individualidad. Al terminar la gota de caer, se produce ese peculiar sonido líquido de gota. Entonces gota y mar son uno sólo. Como el río que mantiene su propio caudal pero se pierde en el mar una vez que inevitablemente -y tal vez en conra de su voluntad- desemboca. Después de ese primer momento de roce el vaso derrama su contenido haca afuera, lado a lado sin uniformidad. Sin importar si algo al lado puede mojarse de aquello que fue largo tiempo contenido. Sin orden ni simetría todo se precipita afuera, el vaso se ha derramado, ha perdido a larga lucha. Todo control es perdido, pues la maldita gota no pudo esperar más para venir a trastocar la desesperada quietud del vaso lleno. La gota no espera ni perdona, es implacable. La maldita gota que derramó el vaso. Falso continente derribado sin alternativa de frenarse ni de recoger lo vaciado. Aún habrá algo que el vaso pueda contener a pesar de la llegada de la irreverente gota? Tal vez ahora y siempre sólo sea un vaso vacío.

viernes, 2 de octubre de 2009

Miedo

Miedo de tí, y miedo de mí. No quiero quedarme, tampoco quiero alejarme. Miedo de él, miedo de todo. ¿Dónde puedo comprar un poco de certeza? ¿Dónde está plantado el árbol de la seguridad para coger una ramita?
Alma en vilo. Vacilación. Mujer cavilosa. Soy la tintineante llama de una vela que amenaza con extinguirse si apenas te atreves a respirar. La lluvia no me moja, el fuego no me quema. Fría piedra, puto cadaver con un corazón vivo. No respires siquiera pues podrías apagarme. Sí, nací en el río de los vulnerables. Dame aliento, dame vino y pan. Dame un trozo de tí, para componer mi yo. Mi yo raído y desvalído. Mi yo suplicante a punto de desertar. La que no tiene compañero ni compañera me persigue. Tú, soledad haces que mi alma se sobrecoja y en posición fetal trate de ocultarse de ti. Llorosa, indecisa, suplicante.
Acompáñame... huele a delirio, a alma negra. A suspicacia tratando de maquillar el sufrir. Huele a mí.