domingo, 22 de noviembre de 2009

Camino a Ítaca

El camino a Ítaca suele hacerse muy largo, pero indudablemente siempre está cargado de fructíferas experiencias para el ser humano. El camino puede iniciarse con el alma surcada de problemas, o bien puede que el alma se surque en el camino, pero en ambos casos el alma crecerá.

El recorrido es para disfrutarlo, gozarlo, degustarlo y vivirlo al máximo. Saborear cada experiencia con gusto, con conciencia plena de que al final del camino seremos mejores, seremos alguien más. Nunca el mismo que inicia el camino es el mismo que llega a fin de éste. La psique pasa por un gran proceso lleno de altos y bajos, de profundas depresiones y de magníficas alegrías que enriquecen las vivencias y permiten que el ser humano haga alma.

Ulises debió descender al mismo Hades, al igual que cada alma tiene su Hades personal, pero la literatura, fiel amiga, siempre estará allí para ayudar a recorrer el camino y para sacar a flote a aquel que decaiga y sea abrazado por la oscuridad. En ocasiones la literatura también puede hundirnos más, pero sólo para sumirnos en una reflexión que nos permita el reconocimiento y por ende una mejora.

La Ítaca adorada e ideal que vive en nuestros corazones, será real siempre que no dejemos de creer en ella, siempre que se mantenga la hermosa ilusión. Siempre que la tengamos bien presente en el alma mientras volamos, como mariposa, hasta el fin del camino, sin olvidar las hermosas palabras que dijo el poeta Antonio Machado: caminante no hay camino, se hace camino al andar.

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