domingo, 22 de noviembre de 2009

Delirios noctámbulos

Desearía estar sentada en una montaña,
en La Montaña

Que el frío de la noche acaricie mi cuerpo y me haga sentirlo en lo más profundo
de mis pulmones,
mientras disfruto bocanada tras bocanada un cigarrillo importado.

Una fría copa de vino hace que mis labios disfruten la húmeda sensación del
contacto con el líquido,
mientras mi paladar se regocija con el festín...

Todos mis sentidos están en pleno goce, amo el olor a naturaleza,
a madera, a árbol y a tierra húmeda.

Mis ojos adoran la oscuridad sólo opacada
un poco por la luz de la luna,
mi luna.

Mis ojos adoran también contemplar la inmensidad
mientras mis pensamientos
dan vueltas y vueltas en espiral.

La brisa me susurra al oído y de pronto se transforma
en una suave melodía de piano,
que me acaricia el alma
y la hace temblar.

Es una canción que sale de mis poros,
Configurada a partir de mí y de mi sentir.
Me siento plena, inmensa y maravillosa.
El olor a madera quemada me hace sentir extasiada...

Un leve rocío de lluvia bendice mi piel y me hace sentirme viva.
El momento es perfecto como para vivir en él siempre.

La costumbre a que la soledad more en mi alma
ha hecho que olvide que ese momento sería más perfecto
con una grata compañía.

Con aquella anhelada mitad del alma que también debería gozar de la noche,
del frío, de la inmensidad, del vino, del olor a madera...
¡y de mí!

De mi alma que grita con desesperación que está incompleta.
¿Es que acaso existe esa mitad?

Me declaro ignorante de los asuntos del alma,
no sé qué es lo que ella quiere con exactitud.
Sólo me queda en la boca un cierto sabor a miedo.
Sí miedo...

Angst, Angst, Angst.

Quisiera ser un piano negro, de media cola
para que un virtuoso pianista hiciera sonar
los hermosos acordes de mi alma,
si es que aún no los he perdido...

Un piano en medio de la montaña, acompañado de mi luna.
¿Podría yo ser un piano?

¿Debo mantener la esperanza, o soy un caso perdido?
estoy hastiada de vivir sólo de ensoñaciones y anhelos.

Quiero realidades, mi vino, mi olor a madera,
mi noche
y mi luna, mi mitad y mi yo...

Y la música de piano,
en mi noche oscura.

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